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Reivindicando otros derechos

Nací aún con la dictadura. Mi madre me contaba que ella corrió delante de los grises, evidentemente yo no. Soy hija de una generación de mujeres que lucharon por salir de casa de sus padres y hacer algo más que huir hacia adelante a casa del marido.
Mujeres que pagaron un alto precio para conquistar libertades y derechos. Les robaron lo único que era suyo de verdad, intransferible.
No quiero hablar hoy de eso. Estoy de demasiado buen humor. Aún me dura el buen rollo del tema que os puse ayer :-). Podéis leer algo brillantemente escrito por mi amiga Mónica aquí.
Hoy reivindico el derecho por el que casi nadie lucha, o al menos, no con movilizaciones públicas y multitudinarias. No con campañas mediáticas.

Hoy reivindico el derecho a equivocarme.

Aceptando las consecuencias por supuesto, pero entendiendo que mis errores son oportunidades de aprender. Algo que nunca me enseñaron.
Siempre fui una «niña lista». Notas inmejorables, la primera de la clase, la delegada de curso… ¿creéis que eso me aportó mucho aparte de un ego exagerado y una sensación de tener que mantenerme siempre  «ahí arriba»?
La vida se encargó de enseñarme lecciones. Algunas inevitables o provocadas por causas externas y otras consecuencias directas de mis propias decisiones y errores.

 

Lo importante es que aprendí…

  • Aprendí a ser franca cuando por miedo a hablar y hacer daño casi me veo viviendo con alguien que no quería. 
  • Aprendí a no reaccionar por  orgullo a base de perder personas importantes en el camino  (aún recuerdo al primer Carlos de mi vida… en el instituto, cuánto me gustaba y cómo lo eché de mi vida por un orgullo estúpido. ¡Cuántas veces me he arrepentido de aquéllo!)
  • Aprendí a no juzgar las fuerzas y motivaciones de los demás cuando a mí me fallaron las mías.
  • Aprendí a no sentirme superior moralmente a los demás, cuando me vi yendo en contra de lo que había creído y predicado toda mi vida.
  • Aprendí a decir «te quiero» a quien quiero, tras años de callarlo cuando debí haberlo gritado.
  • Aprendí a soportar el llanto ajeno, cuando me vi llorando sola
  • Aprendí a escoger mis batallas a fuerza de agotarme peleando todas las batallas.
  • Aprendí a amar mi cuerpo, tras una vida de despreciarlo.
  • Aprendí a aceptar mis defectos  y a intentar transformarlos en virtudes tras vivir con la continua frustración de intentar esconderlos
  • Aprendí a escuchar por perderme grandes historias al hablar solo yo.
  • Aprendí la humildad de aquéllos a quienes no tomaba en cuenta
  • Aprendí a aceptar la libertad de los demás a no hacer lo que yo querría que hicieran…
  • Aprendí lo anterior incluso con la gente que amo… lo más difícil.

Y me gustaría aprender más de la observación y menos de la experimentación… pero sé cómo soy… y sé que inevitablemente… seguiré aprendiendo a base de errores.

¿Y tú?
¿Quieres aprender? ¿Te permites equivocarte?

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