Alguna vez me han encargado escribir algo concreto y aunque no me cuesta demasiado, no me emociona. Soy de esas personas que vomitan cuando escribe, que escribe con las tripas más que con la cabeza.
A menudo me pasa empezar a escribir algo y sentir como si algo me poseyera y escribiera solo a través de mí. Es la magia de la escritura, me imagino que de todas las artes porque en estos días me pasa algo parecido con los autorretratos: intento expresar algo, una idea, y la foto cobra vida por otros derroteros. Un día quería hacer una sesión «tétrica» y me salieron algunas de las fotos más reales y sugerentes que me he hecho en todo este mes. Imagino que la esencia y el cómo se está en el momento se escapa por los poros… no sé. O eso o que soy peor actriz de lo que pensaba.
El caso es que escribiendo me libero de emociones, las expreso, las nombro, las reconozco, las enfrento, a veces incluso me regodeo… así somos ¿no?
Un relato personal es como una foto de la emoción de ese momento. Es curioso releer meses o años después algunos textos y sentir que aquello nos es en cierto sentido ajeno, o al menos, lejano.
Otras cosas no, otras son tan esencia pura de nuestra alma que a pesar de haber pasado el tiempo y haber cambiado las circunstancias nos seguimos encontrando a nosotras mismas en ellos.
Sea como fuere, creo que el hecho de tener un blog público es como una especie de diario abierto.
Si alguien que me conoce hoy lee mis antiguas entradas igual no me reconocería en algunos aspectos… o sí. Porque al final eso que expresamos que vivimos o nos pasó contribuyó a conformar el hoy, el ahora, el Yo que somos. Me he sentido tentada a veces de eliminar algún post, incluso de no publicar determinadas cosas porque sé que a ciertas personas que me leen y con las que ya no tengo trato se sentirían molestas, incluso heridas, pero para mi escribir no es opcional, es necesario. Supongo que podría escribir y guardarlo para mi…pero soy demasiado vanidosa para eso.
A veces me digo: «¿Por qué lo haces Nohemí? ¿Por qué tienes esa necesidad de exhibir tus emociones?»
Y la respuesta es clara. Por un lado sigo siendo la a niña perfeccionista que busca la aprobación en lo que hace ya que nadie se la da por lo que es. Esa es la parte fea, la del ego, la que pocos reconocen porque no queda bien decir que se busca el aplauso.
Pero hay otra parte que una vez pasada la euforia inicial de tener X lectores o X seguidores o X «me gusta» es la que a diferencia de la otra no te deja vacía. Es esa parte en la que sabes que lo que escribes le sirve a alguien para algo. Que le ayuda o que le remueve, que le hace pensar o replantearse lo que hasta el momento se daba por sentado. Que ven en lo que escribo una alternativa, otra forma de ver y hacer las cosas.
Hoy Yolanda ha publicado este post que os animo a leer sobre el propio cuerpo, sobre la imagen propia, sobre odios y miedos. Os copio solo un extracto:
(…) Hace ya un tiempo, leí un post de esos que te llegan adentro. De los que pareciera que te leyesen el pensamiento. Suele pasarme con algunas personas y Nohemí Hervada es una de ellas. Hace mucho tiempo que me inspira, y hace mucho tiempo que esta mujer por pura casualidad me abrió las puertas a un mundo nuevo y una forma más plena y maravillosa de vivir mi maternidad.
El post es Reconciliada con mi cuerpo, y merece la pena que dediquéis algo de tiempo a leerlo, porque es probable que os reconozcáis en él, mucho más de lo que pensáis. Será como leeros a vosotras mismas, a mí misma.
Mis desavenencias con mi propio cuerpo, supongo que no nacieron conmigo. Pero tengo esa sensación, porque no recuerdo un antes y un después. A lo largo de mis 39 años, no recuerdo ningún momento en que realmente haya estado en paz con él.
Nunca he estado gorda, si no que simplemente lo he sido. Ser y estar, estar y ser. No es lo mismo. Ha formado parte siempre de mi vida, de mi pensamiento, de mis emociones. Y marcado a fuego mi modo de comportarme y la conciencia de mí misma. (…)
Cuando me escriben para decirme que mi trabajo tiene ese efecto, siento como esa piedra que lancé un día, a veces con rabia, a veces con desesperación, a veces con alegría… rebota en el agua y llega más lejos de lo que yo misma pensé. Y que las ondas que crea en el agua se expanden de forma infinita, y esas ondas al chocas con otros cuerpos forman nuevas ondas…
Adoro ser parte de un bucle infinito de interacción. Adoro comunicar. Adoro escribir… y adoro que me leáis.
Soy exhibicionista y lo asumo. Soy vanidosa y lo asumo. Y si lees este post imagino que es porque me conoces y a pesar de todo me quieres. O me odias, que a la larga es otra forma de amor ya que te tomas la molestia de dedicarme unos minutos, de regalarme parte de tu vida porque de eso está hecha la vida: de tiempo.
PD: Dedicado a Yolanda por ser una mujer valiente y preciosa.
Y a J.A. por quererme aún antes de conocerme y por esforzarse en convencerme de que merezco todo.
Y esta es mi foto de hoy, de una mujer que siempre se escondía en las fotos… y que ha aprendido a amar su cuerpo con todo lo que eso conlleva.