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Cuéntame un cuento
Donde no haya princesas ni tristes ni bellas,
ni ñoñas, ni indefensas,
ni lánguidas, ni tediosas, ni dulcemente encantadoras…

Cuéntame un cuento
Donde no haya príncipes azules que las quieran rescatar
Ni salvar,ni vengar
Ni proteger y cuidar con la excusa de amar

Cuéntame un cuento
Donde no haya torres en castillos
solitarios, fríos y aislados
Con grandes fosos, caballeros guardianes u ogros

Cuéntame un cuento mejor
O mejor,
El cuento me lo cuento yo

Había una vez una dama, fuerte, libre , bella, inquieta, que un día, por querer, quiso dejar de ser princesa. Los tules, encajes y perlas se le antojaban cadenas. Y ella, espíritu libre quería mucho más. Soñaba con  viajar, escribir, pensar, trabajar. Sabía que podía hacer mucho más por los demás, que exhibir su cara bonita o aprender a bordar.

Aprendió a no ser princesa, aprendió a creer en su propia belleza. Aprendió a amar su cuerpo imperfecto porque era perfecto en su totalidad. Aunque no entrara en corsets imposibles ni en zapatos de cristal.

Aprendió a mimarse y a cuidarse. A regalarse sin fechas, como una Alicia especial. Disfrutaba sus canciones, sus adornos, sus poesías, sus amantes y su mar.

Conoció brujas buenas que le hablaban de los misterios y secretos que los demás le callaban. Escuchaba, preguntaba, contestaba, compartía… lloraba y reía.
¡Cuánto amaba a sus mujeres!, ¡cuántas vidas en sus vidas!
Mujeres hadas, mujeres lobas, a veces incluso mujeres hienas. Siempre sabias, siempre brujas.
Junto a ellos supo entonces  del poder de las mujeres,
de las diosas  de la tierra, de las de sangre y arena.
Y entonces entendió…

Entendió el por qué del miedo, entendió el por qué del odio, entendió el por qué del dolor…
Duele lo que se nos resiste, duele lo desconocido, duele lo que deseamos y no podemos poseer…
Dolor que no le fue ajeno, dolor que también sufrió.
Ella también quiso y no obtuvo, y fue deseada y escapó.

Ese es el peaje de la vida: crees, piensas, decides, sientes,  yerras, sufres, celebras, coges, sueltas., odias, perdonas..AMAS…VIVES.

VIVES
No una vida de princesa.
Porque tú no eres «su princesa»,
TÚ eres Tuya, no de nadie.
Hada, bruja, loba, ninfa, madre, hija, compañera, diosa, reina, hechicera….

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