-Te quiero… pero…
-Si hay «pero» no hay «te quiero»
-Pero es que yo te quiero, a pesar de mis «peros»
-Eso crees, pero no es cierto.
Cuando quieres de verdad ves el cuadro en su conjunto, incorporas esos «peros» como parte del camino que decides transitar.
Y transformas los «te quiero, pero» en «te quiero…y…»
Y decides caminar en el camino
Y decides seguir y no pararte a lamentarte,
Aunque el camino tenga piedras,
aunque haya que vadear o saltar.
-No puedo evitarlo, esos «peros» son mis miedos.
-Lo sé. Y ante el miedo hay dos opciones: pararse o actuar.
Cuando quieres y ves un «pero», si actúas lo eliminas… Si te paras, por el miedo, gana el «pero».
-Pero…
-No te atreves a decirlo, como siempre, entre nosotros, gana el miedo.
Tienes miedo que tu miedo, sea lo único que quede, cuando mi amor ya no pueda con más «peros».
Un consejo: no pierdas más el tiempo.
Tienes un plan B. Ese que guardaste, preparaste y regaste con los «peros» hacia mí.
Aprovecha… que con ese, al parecer, no hay «peros», aunque tampoco haya «te quieros».
Al final decides, te lo dije.
AL final tú escoges,
Y ganará ella porque aceptó tenerte con tus «peros» aunque no le dijeras «te quiero».
Porque la única verdad es que los dos no pueden ser: un» te quiero» con un «pero».