Hay gente a la que recuerdas
gente a la que no recuerdas,
gente a la que olvidas sin más;
gente a la que te empeñas en olvidar
Y gente a la que querías sencillamente borrar de tu vida.
Soy de las que cree que todo no enseña
Que hasta de lo peor se aprende
Que mi «yo» de hoy es consecuencia de todo lo vivido
pero hay experiencias que te generan ASCO
Así, en mayúsculas: ASCO
Y te preguntas cómo una vez compartiste tiempo y espacio
Cómo llegaste a permitir que te tocaran
Personas que consiguen revolverte literalmente las tripas
que destilan un olor nauseabundo aunque estén lejos
Ayer escribía que me rozaban el alma aun en la distancia
y hoy escribo cómo mi cuerpo reacciona con la misma sensación de tragar vómito ajeno
No se me ocurre nada más visual para explicarlo
Vómito podrido
Personas llenas de odio y maldad
Como los cuerpos muertos se llenan de carne putrefacta, larvas y gusanos.
Pido perdón a mi cuerpo por haberle dejado en esas manos
y sólo espero que algún día me lo otorgue.
O mejor no.
Porque al parecer el asco es una emoción necesaria para garantizar la vida, protegiéndonos de cosas que podrían transmitir enfermedades.
Del mismo modo este asco de hoy me recordará que hay gente tóxica, mala, dañina, embustera, rencorosa y misógina.
Mi asco va conmigo para recordarme la suerte que tengo de haberme alejado.
Para recordarme que como el vómito en la calle, que todos bordean para ni pisarlo, la gente como tú morirá sola.