Seleccionar página
Demasiado

Demasiado

Me perdí entre tus ojos tantas veces. .. demasiadas
Derribaste mis murallas a golpe de abrazos y miradas… demasiadas
Recuerdo la primera vez que me dijiste «te quiero» , y recuerdo la primera vez que lo creí… demasiadas
Recuerdo la primera vez que casi te lo dije yo y no lo hice…
Sólo te dije mirándote al alma a través de tus ojos:
-«Lo sabes ¿verdad?
y lo sabías, lo supiste… demasiadas veces lo supiste.
Porque el amor se ve. Como se ve cuando no está.
Es algo que se toca, se palpa. Es el viento en la cara cuando corres y te huele a esa persona.
Es buscar recuerdos en cada cosa, y encontrarlos.
Es desear mantener viva la llama. Aunque la hayamos apagado a manotazos cien veces antes.
Es  soplar con cuidado intentando avivarla, y taparla con nuestra palma para mantenerla.
Es colocarla en un lugar seguro. Y mantenerse vigilándola.
Es respirar hondo y llenarse el pecho del mismo aire que tú respiras. Porque sé que aunque lejos estás cerca, respirando el mismo aire.
Es exhalar intentando dejarte dentro. Quedarme con parte de ti en mi alma, en mi cuerpo.
Entraste en mí tantas veces, de tantas formas entraste. De todas las formas… demasiadas.
A veces creo que te respiraba. A veces creo que desde entonces me falta el aire.
Ahora nada me llena como cuando me llenaba de ti.
Quiero y no quiero quererte. Y sé que sólo tú lo entiendes. Porque en el fondo, lo reconozcas o no, sé que no quieres perderme.
Mis palabras buscan tus ojos, mis deseos tu escucha, mis alegrías tu sonrisa y mis penas tu abrazo. Te busco aún… demasiado.
Mi día a día es incompleto. Me falta tu compañía. Y no vivo preguntándome por qué todo esto.
Por qué yo sí, y por qué yo luego no. Por qué no puedes conmigo y por qué no sin mi. Por qué hay tanto valor en tus piernas y tan poco en tu corazón. Por qué no veo ya tus paisajes. Por qué en tu lista, la primera no soy yo. Por qué me torturas, por qué te torturas, por qué no das lo que te pido y te vas.
No hay respuesta… no respondes. Y a veces sueño que tu egoísmo es amor…. lo sueño aún demasiado.
EL tiempo, dices, el tiempo dirá:
Cuántas veces te he oído decir: «EL tiempo no existe. Sólo la sucesión de hechos…»
Tus hechos se van sucediendo, y eso marca nuestros tiempos.
Conmigo, sin mí, con ella, o no… conmigo, sin mí, con ella, con ella, con ella… sin mí, sin mí… como sea pero sin mí.
No hay contigo para mí.
Tengo cientos de mensajes sin mandar. Tengo cientos de deseos que ya no se cumplirán. No contigo.
Tengo canciones sin dueño, y poemas no enviados y chorradas que me alegran y cosas que me enfuerecen… y no te las puedo contar.
Y quizás eso es lo peor. Demasiados silencios impuestos, demasiados.
Dar caricias no es difícil, ni recibirlas. Hay tanta gente mendigando amor, conformándose con sobras…  que es fácil taparse con una, o on varias.
Pero SER esa persona,
ESTAR… llenar el espacio atravesando tiempos.
RESISTIR al propio ego, a la lógica y a la razón.
MANTENERSE tatuado en el corazón es muy difícil.
Y cuando eso lo has tenido, te resistes a dejarlo. Te niegas a negarlo.  TE enfadas por enfadarte o por no hacerlo.
Seguramente todo esto no tiene sentido para nadie. Si lo tiene para ti tú mismo lo estás viendo.
Rompo mis propias promesas, rindo mis fortalezas. Sólo queda saber por y para qué. Sólo queda esperar al parecer… esperar demasiado
Y recordar una cosa: nada es para siempre.
Ningún amor soporta este boicot eterno. Nadie soporta estar herido y que cuando se acerquen, no es para ser curado, ni sostenido, sino para ser nuevamente herido y abandonado.
El tiempo pasa, los hechos hablan… y elegimos con quién lo pasamos… y a quién le hacemos y hablamos…
Mi deseo no te lo cuento a ti, se lo lanzo al Universo.
Tú ya tienes demasiado de mi, demasiado… sin duda demasiado.
Demasiado.. vaya juego de palabras:
De más…
Demás…
y  Hado...
Maldita premonición que  me hace a mí estar de más
Que a ti te hace preferir a los demás
y que a mí sólo me deja  confiar en los hados

Sueños

Sueños

¿Habéis leído  «La Vida es Sueño»?
Imagino que los clásicos, se llaman clásicos por algo.
A mí me fascinó. Debía tener unos 14 o 15 años cuando lo leí y aún recuerdo la sensación al meterme en la vida de Segismundo.

Esa sensación de que tu vida no es tuya, que no la manejas tú, que algo se te escapa.
Segismundo era ignorante de muchas cosas, de casi todo en realidad.
Yo, a veces tengo esa sensación de que lo que estoy viviendo no es real.
Imagino que es como un mecanismo de defensa. No alcanzo a entender por qué pasan ciertas cosas y pensar que es un sueño del que despertaré lo hace más llevadero.
Y en el sueño, sueño. Y sueño contigo.
Sueño que estamos juntos, que viajamos. Anoche soñé que perdía un avión. Últimamente siempre sueño que pierdo aviones y trenes. Imagino que vivo con la sensación de que tengo demasiadas cosas para hacer y mi subconsciente me lo recuerda.
EN mi sueño daba igual. Soñaba contigo.
Y despierto. Y tardo unos segundos en recordar la realidad. No estás. No conmigo.
Te despertarás con otros abrazos, con otros besos. Otros cafés… o no, me da que debe ser más de té y zumos de frutas.
Yo es que no me cuido tanto como debería. Adoro el café. Adoro pasar una tarde viendo una peli abrazada en el sofá. Adoro perder el tiempo … adoraba perderlo contigo. Que para mi era de todo menos perderlo. Adoraba charlar hasta las 3 de la mañana. Y el mensaje de : «ya en casa», 2 minutos después.
Adoraba un sueño.
Y ahora que despierta sé que ya no existe todo eso, mi mente se empeña en mantenerlo en los sueños. Y me acuesto rezando a ese dios que ya no me escucha, que te arranque de mí.
Pero mi alma te busca en los sueños, y te encuentra. Le va mejor que a mi.
Porque yo te buscaba y tú decidiste irte.
Mi yo consciente ya decidió no soñar más. Ahora estamos intentando convencer a la otra, la de la fantasía, la que cree en los cuentos de hadas con final feliz , la que se creyó eso de que el amor todo lo puede, la que creyó que querías ser el último en todo, la que creyó que te hacía volar, la que creyó que era solo yo.
A ese le costará algo más. Porque por el día le controlo, pero la noche… la noche, es de lo sueños y de los amantes. Y mis sueños sueñan con mi amante. Mi amante que no es mío. Mi amante que ya no me ama. Mi amante que ya no está en mi sueños del día.
He sido tu amante porque he amado activamente. Tú dices que fui tu amada porque alguna vez fue verdad que me amaste.
Habrá que buscar un término que me defina ahora. Porque estoy en el limbo de los amores. Soy pero no soy… tranquilos… esto sólo un tiempo. Hasta que deje de soñar contigo. Hasta que tú en tus sueños invites a quien no soy yo.
Hasta que por las mañanas ya no piense: «ten cuidado».
Hasta que mi calle sea solo mi calle.
Hasta que todas esas cosas que alimentan mis sueños de la noche ya no lo hagan.
Hasta que un día cuando te vea y te mire, ya no duela nada.
Hasta que el tiempo… ese que a veces no corre… vuele hacia adelante.
Al futuro ese que nos separó. Que no fue sino una excusa para tapar la realidad.  LA realidad es que no estoy. La realidad sólo  la vivía yo. Y al final el sueño se esfumó.
No sé por qué me asombro… si tú mismo me lo escribiste:
«… no serías tú, sino algo que construyó mi sueño»
Ojalá esta noche mi sueño no sea dulce.
Ojalá esta noche no me sienta amada, ni amante.
Ojalá esta noche, mis sueños, sean como los tuyos: algo que un día construyes, y que decides olvidar.
Ojalá esta noche mi sueño sea como mi realidad: que tú no estás.

Uso de cookies

Este sitio web utiliza cookies para que usted tenga la mejor experiencia de usuario. Si continúa navegando está dando su consentimiento para la aceptación de las mencionadas cookies y la aceptación de nuestra política de cookies, pinche el enlace para mayor información.plugin cookies

ACEPTAR
Aviso de cookies