Fascinación por el lado oscuro
Anakim era un niño adorable … y se convirtió en Darth Vider
El «lado oscuro de la fuerza» no es algo solo de películas aunque el cine ha sabido explotar bien esa atracción . En general las artes están repletas de alusiones a la lucha del bien y el mal, ya no en general, sino a nivel individual.
Hace unos días estuve de feria con mis hijos y estábamos viendo la atracción «El tren de la Bruja» que imagino todos hemos conocido de niños.
Mis hijos no quisieron subir, les daba miedo, pero se quedaron hipnotizados mirando al personaje malamente disfrazado con un vestido negro y un careta de goma.
Les pregunté si nos íbamos y dijeron: «no».
Recuerdo esa misma capacidad hipnótica que tenían sobre mí las películas de Drácula. Quedaba literalmente clavada en el sofá, con ese poder magnético que tiene ese tipo de miedo. Es una sensación adictiva. Quizás por eso, a todos nos gustan las pelis de buenos y malos y ya de adultos, nos atraen los juegos de rol relacionados con el poder y/o la dominación.
Y quizás por eso nos atraen algunos malos y queremos que cambie el final de algunas pelis (un día os cuento 😉 )
Yo personalmente me quedo con el héroe mezcla del Sr. Darcy de «Orgullo y Prejuicio» y el Drácula de Bram Stokker… rara que es una . O como me dijeron hace poco:
«Eres intensa hasta el límite y romántica hasta los huesos»
Tú me llevas-Zahara
Reto inacabado
Hace unas semanas emocionada como estaba con la fotografía y el autorretrato quise lanzarme a hacer un 365, o lo que es lo mismo, a publicar una foto al día durante un año.
Lo hice más de un mes, pero diferentes circunstancias me hicieron parar.
Me quedé sin la cámara que me prestaron y estuve un tiempo hasta que compré la mía.
Como no tengo ninguna experiencia previa en fotografía, me apetece ir aprendiendo y experimentando, con lo que quiero yo de la fotografía.
He decidido no ponerme plazos ni días. Y he decidido además que algunas fotos serán solo para mí.
Me sigue fascinando el retrato y la capacidad de la fotografía para expresar mucho más de lo que se ve… Y ahora creo que me ha picado el gusanillo de mirar a la gente de otro modo.
Siempre dije que me fascina la gente, los desconocidos de los que oyes conversaciones por la calle o en un bar sin querer. Debo ser algo voyeur pero me gusta estar quieta en un lugar y mirar, observar, imaginar la vida detrás de lo que se ve y de lo que no se ve. Componer en mi cabeza una historia a raíz de las frases que oigo…
Creo que me veo no solo retratándome yo y lo que quiero expresar, sino retratando a otros, a gente anónima. No buscando la belleza de la foto, o la calidad técnica, sino la expresión o la reacción. No busco agradar, nunca lo he hecho… creo que soy demasiado provocadora para hacer solo lo políticamente correcto. Así que intento compaginar ese deseo irrefrenable con mi sentido común… OS invito acompañarme si queréis en este viaje en imágenes, igual que antes me habéis acompañado en el viaje con palabras.
Como una piedra en el agua. 365-29
Alguna vez me han encargado escribir algo concreto y aunque no me cuesta demasiado, no me emociona. Soy de esas personas que vomitan cuando escribe, que escribe con las tripas más que con la cabeza.
A menudo me pasa empezar a escribir algo y sentir como si algo me poseyera y escribiera solo a través de mí. Es la magia de la escritura, me imagino que de todas las artes porque en estos días me pasa algo parecido con los autorretratos: intento expresar algo, una idea, y la foto cobra vida por otros derroteros. Un día quería hacer una sesión «tétrica» y me salieron algunas de las fotos más reales y sugerentes que me he hecho en todo este mes. Imagino que la esencia y el cómo se está en el momento se escapa por los poros… no sé. O eso o que soy peor actriz de lo que pensaba. (más…)
Por eso tengo miedo por las noches
Por las noches tengo miedo, porque olvido lo hermoso que es ver amanecer …
Porque olvido que el día siempre llega por muy larga que parezca la noche.
Me acurruco bajo mis sábanas con las ventanas cerradas para que no entre la oscuridad, cerrando así la puerta a la luz de la aurora. Me encierro como si la oscuridad que asusta fuera la de afuera.
Pero no, no es esa oscuridad la que enfría y paraliza. No es esa la que nos hace buscar cualquier fuente de luz efímera a la que acercarnos por no abrir las ventanas. Es la de dentro, la propia, : el miedo.
El miedo a sufrir, el miedo a equivocarse, el miedo a entregarse , el miedo a perderse y diluirse, el miedo a sentirse frágil y vulnerable, el miedo a abrir las compuertas del alma y no saber si esas aguas encontrarán su cauce, el miedo a amar… o el miedo a ser feliz. (más…)