-¿Por qué escribes?
-Pues podría decirte que por hobbie o por trabajo… pero la verdad es que escribo por pura necesidad.
-¿Necesidad?
-No te pasa a veces que tienes una emoción muy intensa , tanto que te ahoga el pecho? Pues para mi escribir es mi forma de liberar mis emociones. No en el sentido de que las saque de mi y desaparezcan… sino que le pongo nombre, le doy forma, muchas veces la adorno y exagero, por supuesto. No todo lo que escribo me pasa (ojalá 😉 ), pero sí, el fondo está ahí. Y plasmarlo por escrito lo convierte en algo más tangible, más identificable, en real.
Es como un exorcismo.
-Imagino que te sientes como aliviada.
-Pues a veces no. A veces es duro. Es difícil, lloro. Porque escribir algunas cosas es como reconocérmelas a mi misma. Y somos tan expertos todos en el autoengaño, que hablarnos sin máscaras y sin excusas es cuanto menos, incómodo.
-Creí que escribir te liberaba, y me dices que a veces te incomoda?
-Sí. Como cuando ves a un amigo que hace algo que sabes que no le va bien, y dudas entre decírselo o no. Porque sabes que quizás el precio a pagar sea muy caro. Puede que el peaje sea la propia amistad.
Cuando escribo sobre lo que siento intento ser honesta y no engañarme. Y sinceramente no siempre estoy orgullosa de lo que leo. Veo a la mujer estúpida, a la que ha rebajado sus propias normas, a la que ha sido desleal, a la que se derrumba aunque no lo parezca.
Cuando te desnudas por dentro, la visión del espejo no es fácil de resistir.
-Y aún así lo haces.
-Sí, me imagino que soy muy vanidosa. Aunque a veces quiero pensar que alguien me lee y llega a conocerme de verdad.
Quien soy de verdad y no quien quiere esa persona que yo sea. No la imagen preconcebida que se hace de mi.
Soy muchas cosas a la vez, y no solo soy una mujer fuerte y decidida. A veces sigo siendo una niña sola. Y sigo siendo la adolescente que se comía el mundo con sus ideales, y también la mujer que tenía unos principios tan estrictos que juzgaba con facilidad a quienes estaban por debajo de ellos. Y soy la que cree en la pareja y en la fidelidad como forma idónea de vivir. Y soy a la vez la que no quiere ataduras, la que solo quiere responsabilidades con los suyos, que no soporta que me coarten, y soy la que violó sus propios principios, y fue desleal. Y la que dice que no quiere complicarse la vida pero sigue buscando con quien complicársela. La que dice que no quiere comprometerse, pero como diría mi amiga «Ana»: «nena tú sí quieres un novio».
-Suena…
-Sí, lo sé: esquizofrénico. Pero es que creo que o todos somos ambiguos en ciertas cosas, o si no, que somos demasiado cobardes para reconocerlo. y yo cuando escribo, intneto reconocerme en cada línea. Incluso en la ficción.
-Entonces cuando me escribiste aquello…
-Bueno, tampoco te agobies, porque ya te dije que las emociones las vivo de forma intensa. En ese momento sentía esa emoción. No me preguntes por qué. O sí, si quieres.
-Dime, quiero saberlo
-Pues no sé porque apenas te conozco, no sé ni tu nombre. Pero me intrigaste, y la curiosidad es lo opuesto a la indiferencia, y a indiferencia es lo peor que podemos inspirar. Tú me inspiraste, con tu piratería y tu halo de misterio de sí pero no.
Pero fue la emoción de ese momento. Si no se alimenta, como el mayor de los fuegos, si no hay oxígeno, se extingue.
Tú te acercaste pero por lo que sea decidiste que no. Y yo solo quise regalarte algo único: la emoción única y real de ese momento.
Una vez el oxígeno ausente apaga el fuego, queda el recuerdo, y las cenizas.
Como cuando ves un paisaje quemado y no puedes evitar recordar cómo era antes. Pues así pero sin dolor. Porque fue algo efímero, que no llegó a echar raíces.
-No sé qué decirte
-No necesitas decir nada… Los silencios son más elocuentes que las palabras. No lo olvides nunca.
Ahora coge tu barco, y pon rumbo a otro puerto.. o a la deriva.
-Adios mi arrolladora escritora
-Adios mi pirata desconocido. Ojalá seas feliz.