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Nunca me gusté.
Así, como suena.
Odiaba mi cuerpo, odiaba mis piernas, mi culo, mis caderas, mi pelo, mi nariz…
YA he escrito en otros post sobre mi relación con mi cuerpo y cómo cambió a raíz de mi primer embarazo. Si he de ser sincera creo que mi matrimonio también influyó. Imagino que saberse querida y deseada sube la autoestima. Pero como la autoestima debe ser eso, «auto» , propia, al final o acabas queriéndote tú o da igual lo que te digan los demás.
Las fotos eran el reflejo de esa relación con mi imagen, por eso casi nunca salía. No me gustaba en casi ninguna, no sabía posar, nunca sonreía en las fotos. En las pocas que tengo de esos años parece que aceptaba salir como si ni tuviera más remedio.
Hace unos años eso cambió. Empecé a mirarme, a reconocerme y a gustarme y las automotor tuvieron mucho que ver en ese proceso. (más…)