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Cuando leí esa dedicatoria que me hizo David Testal en su libro nunca pensé en cuán ciertas son esas palabras.

«La magia de saber que todo empieza siempre»

Algo nuevo ha empezado, algo diferente, con otros cimientos más reales y más sólidos, con más verdad y menos miedo, con mucho de lo bueno de lo anterior,  pero dejando atrás el peso de lo que nunca debió ser.
Dijo un sabio:
«Quien siembra aún con lágrimas, recogerá con alegría»

Y es cierto.
EN momentos donde parece que sólo quieres demoler, escogí  no hacerlo, escogí seguir sembrando, escogí confiar que algunos frutos son tardíos, escogí sabiendo que algunos crecen entre espinos…
Ese fruto regado con lágrimas parecía no llegar. Llegué a creer que esa planta estaba muerta. Pero seguí sembrando.
Decidí sembrar entonces no para mí… para la vida, para quien quiero.

Últimamente digo mucho eso de «¿Desde el amor o desde el miedo?»
Y ahora he vuelto a comprobarlo. Lo que se hace desde el miedo, nunca produce verdadero amor. Cuando vences incluso tu miedo a perder lo que quieres, cuando en vez de empeñarte en retener lo que no es tuyo, simplemente sueltas desde el amor… entonces el amor muestra el camino. Sin luchas, ni competiciones, ni juegos sucios.
Y a veces la vida te manda señales y te devuelve lo que entregas.
Y hoy es el principio del resto de nuestras vidas.

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