le dijo él, y ella le respondió: -«Yo ya no espero nada. Sólo estoy y sigo con mi vida»
Esperar es detenerse,
Esperar es dejar la responsabilidad de tu vida en otras manos y en otros pies.
Es detener tu propia evolución.
Es cerrar la única puerta que de verdad se abre, que es la del paso que estás dando en ese preciso instante.
Si esperas, te paras
Si esperas, te congelas
Si esperas, sólo ves la vida pasar
Y lo que esperas, que sigue en movimiento…
lo ves alejarse, se va
No pidas que te esperen
No esperes tú a los demás
Quien quiera caminar contigo encontrará la forma de hacerlo
Si se paró y tú seguiste, si quiere, dará un impulso y te alcanzará
Tú no corres, tú no huyes ni te escondes,
Si él corrió o salió huyendo
déjale con su escapada, es su proceso
No huye de ti, sino de su yo contigo
Algún día parará
si no escoge la huida infinita…
Y si frena y tú no te paraste, le alcanzarás
No a él, tú no le sigues,
Sólo sigues
Sólo vives
Vas creando tu camino a medida que te mueves
Un camino en solitario
Un camino en compañía
Un camino con amores
Un camino lleno de decepciones
Y de alegrías
Y recuerdos
Las pisadas son momentos memorables
De canciones
De caricias
De palabras sin fin en horas muertas
De confidencias
De locuras de sentirse adolescente
De peleas y disputas
De notitas y susurros
De deseos proyectados al futuro
Un futuro que no está, porque no existe
El futuro es el camino que creamos
Cuando seguimos viviendo
Cuando no esperamos
Tu recuerdo sigue aquí
Como un aguacero rompe fuerte sobre mí
Pero a fuego lento quema y moja por igual
Y ya no sE lo que pensar
Si tu recuerdo me hace bien o me hace mal
Un beso gris, un beso blanco
Todo depende del lugar
Que yo me fui. Eso esta claro
Pero tu recuerdo no se va
Siento tus labios en las noches de verano
Ahí están, cuidándome en mi soledad
Pero a veces me quieren matar
Tu recuerdo sigue aquí (repite coro)
A veces gris, a veces blanco
Todo depende del lugar
Que tú te fuiste, eso es pasado
Sé que te tengo que olvidar
Pero yo le puse una velita a to’s mis santos
Ahí está, pa’ que pienses mucho en mí
No dejes de pensar en mí
Tu recuerdo sigue aquí (repite coro)
(Piensa en mí) Es antídoto y veneno al corazón
(Te hace bien) Que quema y moja, que viene y va
(Tu donde estas?) Atrapado entre los versos
Y el adiós
Tu recuerdo sigue aquí
Como aguacero de mayo rompe fuerte sobre mí
Y cae tan fuerte que hasta me quema hasta la piel
Quema y moja por igual
Y ya no sé lo que pensar
Si tu recuerdo me hace bien o me hace mal
Tu recuerdo sigue aquí
Le lo lay lelo lelo
Rompe fuerte sobre mí
Pero que rompe, rompe, el corazón
Quema y moja por igual
Sé que te tengo que olvidar
Si tu recuerdo me hace bien o me hace mal
Hoy iba a escuchar una de mis canciones preferidas del disco de Vetusta Morla: Fuego, y me ha aparecido este anuncio antes del vídeo
Justo ayer iba conduciendo hacia las Palmas (aquí podéis ver dónde fui y a qué) e iba pensando en escribir algo sobre el Valor.
Y veo este spot con este título:
«El valor de decir Sí»
La vida se compone de momentos en los que decimos Sí.
Habrá quien piense que a veces decimos «No», y quizás tenga razón. O mejor dicho, seguro que tiene razón. Porque cada uno al final tiene su propia verdad.
El caso es que cada vez que decidimos decimos «Sí» a nuestra elección, aunque signifique un «no» para otro.
Cuesta asumir que al final todo lo que hacemos es lo que en el fondo queremos hacer.
Ayer mismo por la mañana le decía a una amiga eso tan típico que decimos cuando nos enfadamos con los hombres: -«Son todos unos cobardes».
Y lo cierto es que en un momento dado, lo vivo así, lo juzgo así, lo creo así, y lo digo así. Cuando la realidad es que a saber lo que es cada cuál.
Igual la cobarde soy yo que no me atrevo a dejar que me quieran de un modo diferente al que yo creo que merezco. Igual me da miedo que no estén del todo a no ser que me lo prometan de forma solemne… o no. Como si una promesa significara algo.
El caso es que las palabras nos traicionan. Y nos traiciona seguir viviendo en momentos inexistentes.
Ayer escribía al hilo de un comentario de una amiga :
Perderse el hoy por vivir en el mañana,
una trampa que nos deja sin hoy y sin mañana
Hace unos años mi «mañana» lo tenía clarísimo. Juré por ese mañana, hice votos por ese mañana.
A cada momento que vivimos vamos formando el camino, antes de poner nuestro pie no había nada. Y dedicar tiempo a dibujar ese camino y a decorarlo se me antoja absurdo. Sobre todo si por ocuparse en ello, no disfrutas el presente, no caminas.
Es como si quisiéramos edificar un edificio comenzando por el tejado, sin poner los cimientos.
Puede que para algunos su presente sea vivir planeando el futuro. Que esos sean sus cimientos. El problema es que ya es bastante difícil planear el de uno como para meter a más gente en la ecuación.
EN fin, que desvarío.
Que me quedo con el valor, con el coraje de decir Sí. A lo que se quiere, a lo que se desea, a lo que se renuncia incluso.
Porque como ayer me escribieron:
«La Magia de saber que todo empieza siempre»
Lo que acabó no fue un NO.
Fue un Sí a algo diferente.
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