Seleccionar página

La carta más difícil

Tengo que escribir una carta.
Y sé que va a ser algo difícil y duro.
El destinatario nunca la va a leer, pero yo tengo que escribirla igual.
Es necesario… vital diría yo.

Para empezar a cerrar un capítulo, que por inacabado no hace más que repetirse. Como esos mitos griegos, como Ulises que nunca encuentra el camino a casa.
Tengo que hacerlo por mí, para no acumular en mi vida personas que me dejan con esa sensación primitiva de «no estar disponibles para mí», o mejor aún, para no seguir necesitando que alguien lo esté.

Tengo que hacerlo también por quienes aún dependen de mí, para que mis cargas no les salpiquen.

Y tengo que hacerlo por quien quiera estar a mi lado… para que lo haga como ambos merecemos.

Si te abandonan una vez, es que el otro no te quiere…

si te abandonan todas las veces eres tú quien no se quiere.

Hoy voy a empezar esa carta…

 

El ciego y la antorcha

Recuerdo vagamente una historia que leí hace muchísimos años. No recuerdo el autor. Decía algo así:

«Iba un ciego caminando de noche con una antorcha encendida.
La gente del pueblo que le conocía se decía que el ciego se había vuelto loco,

«si no ve, se preguntaban, ¿para qué lleva una antorcha?».

Uno de ellos se atrevió a preguntarle y el ciego le respondió:

«No es para ver yo, es para que los demás me vean a mí»

Antorcha

Habría varias moralejas que sacar de esta historia.

Yo estos días he recuperado este recuerdo de algún rincón de mi memoria por algo concreto que igual no tiene mucho que ver.

Quienes me conocen saben que yo no celebro estas fechas,  pero siempre, SIEMPRE he agradecido las palabras y muestras de cariño y los buenos deseos que muchísima gente, año tras año, me han dedicado.

Este año, creía que recibiría al menos algún mensaje de parte de algunas personas a las que de un modo u otro he estado muy unida. Como en la historia del ciego, no por lo que supone para mi, sino por lo que sí sé que supone para ellas.

Las palabras hablan… pero los silencios, los olvidos intencionados o los olvidos sin más… gritan.

Mi año no empieza mañana porque, de hecho, el día de mañana es una fecha al azar, y no soy yo de hacer balances días concretos. Sobre todo porque mis balances son mucho más periódicos de lo que  a veces yo misma querría.  Llevo muchos meses despidiendo cosas, personas, sentimientos, proyectos, amigos, amigas, recuerdos, deseos, amores, sueños, promesas… hoy no iba a ser muy diferente.

Os deseo una feliz vida… cada día. A todos, a quienes me habéis felicitado y dedicado palabras preciosas, a quienes me habéis nombrado casi por compromiso porque parece que es lo que tocaba, a quienes no me mandáis esas felicitaciones pero sé que estoy en vuestros deseos… y sobre todo, a los que quiero y a los que he querido. Como me dijo hace poco alguien que sí reapareció en mi vida, «yo cuando quiero, quiero de un modo u otro para siempre».

♥♥♥

Poner piel

No todo el mundo es consciente de que la piel es un órgano. Como no tiene forma a diferencia del hígado o los pulmones, cuesta verla así. Pero lo es. El mayor órgano de nuestro cuerpo, con un papel primordial para nuestra vida.
Es la encargada de protegernos y de darnos una cantidad de información enorme y necesaria para la vida.
Y aún más: es fuente de placer.
El sentido del tacto es el único imprescindible para la vida. Y como casi todo lo vital, es placentero (comer, dormir…)

Ser tocado por alguien genera una serie de reacciones increíbles. Desde las cosquillas, a un apretón de manos, un beso en la mejilla, una caricia… Y a veces ni siquiera hace falta un roce…
¿No habéis sentido erizarse vuestra piel solo con pensar en otra piel que anhela? ¿O al tenerla cerca aun sin contacto?

La piel es de quien la eriza

Mi piel siempre me ha guiado en ese sentido.  Me ha «dicho» quien era de fiar para dejarle acercarse o no.

Con mis amigas uso mucho la expresión «poner piel» cuando hablo de conocer en persona a aquéllas que conocía solo de forma virtual. Porque no es concoerlas en carne y hueso, sino en su piel. Porque en ese contacto al abrazarnos por primera vez reencuentro algo familiar. Mi piel las reconoce.

En aspectos más íntimos… pues imaginad.  Como dice la imagen que encontré hoy en FB : «Mi piel es de quien la eriza» … o lo fue al menos.

Habrá que ver cuándo alguien produce ese efecto de nuevo… de momento, y hablando de piel, os pongo una canción para que os fijéis en la letra…

Tu piel
puede doler
de tanto amor
que tonta confunde el dolor y el placer

Tu piel
a veces defiende y a veces se ofende
pero al final por tu piel se desprende
el dulce aroma de tu amor
Así
Tu piel es como un barniz sutil
Un tul que todo lo envuelve
Tu piel es una barrera abierta
Que cuando se te despierta
No puede parar la fuerza de las olas

Dime que tu piel será mi piel
Dime que tu cuerpo será como mi propio cuerpo
Dime que tu sal será mi sal
saliva de mis labios salada y transparente como tu

Tu piel sabe latir
Pero al final
Confía y se deja llevar hasta el fin
Tu piel
Es una armadura blanda
Que cuando se te desmanda
Se ofrece a cualquiera que la quiera entera

Dime que tu piel será mi piel
Dime que tu cuerpo será como mi propio cuerpo
Dime que tu sal será mi sal
saliva de mis labios salada y transparente como tu

Dime que tu piel será mi piel
Dime que tu cuerpo será como mi propio cuerpo
Dime que tu sal será mi sal
saliva de mis labios salada y transparente como tu.

¿Y a ti? ¿Te alegran la vida?

Tienes alguien en tu vida que te alegra? Es alguien que creías que habías perdido? O que pensaste que se alejó porque estaba mejor sin ti?

Hay personas que se cruzan en la vida y que nos acompañan.

A veces  caminan con nosotros un tiempo, a veces su camino se desvía del nuestro y les «perdemos».

Algunos desaparecen para siempre, pero a otros les volvemos a encontrar. Y  da igual si se quedan un tramo o el camino entero. Porque ya no piensas en metas o en destinos. Porque has aprendido a disfrutar el trayecto. Porque si algo sabes ahora es que los planes no sirven de mucho cuando hablamos de personas, de relaciones, de sentimientos y de emociones. Porque nadie te puede asegurar nada. Porque tú misma juraste una vez lo de «para siempre» y mira… fuiste incapaz de cumplirlo. ¿Cómo se lo vas a pedir al otro?
Así que ahora vives más en el presente y le concedes a esas personas que quieres la libertad de que decidan si se quedan o se van. Sabiendo que si hay cariño siempre estarán de un modo u otro.

Si te quieren bien, volverán a ti de un modo u otro. Cuando sus propias emociones se lo permitan.

Porque cada uno sabe lo que puede o no puede dar o hacer en cada momento. Hoy lo sé.

Y también sé que a veces lo que parece  un abandono, no es sino una muestra de amor. No sé si del tipo que una cree, pero sí amor en el sentido de buscar el bienestar, el propio y el del otro. Porque nadie puede querer bien sufriendo. Y si dos personas sufren por ir en un mismo camino, quizás lo sabio es separarse.  Manteniendo el cariño y algo más si lo hay… pero evitando el dolor.

A veces con el tiempo y algo más de control sobre las emociones propias estamos mejor dispuestos a reintentarlo. O si no, al menos, a hacerle saber al otro que es especial, que le queremos del modo que sea, y de decirle con honestidad que a veces ese cariño significa estar y otras es alejarse.

No sé si todo esto tiene mucho sentido para vosotros… da igual… este post no es para todos… es solo para una persona. Para alguien que creí que había perdido, para alguien que se alejó cuando mi visión estaba algo nublada y creí que era por mí, por algo que yo había hecho o dejado de hacer.

Hoy sé que no. Hoy sé que hay amores que perduran… aunque cambien de forma o de modo de expresarse. Hoy sé que quien fue especial, si no te trató mal, siempre lo será.

Hoy sé que hay alguien en este mundo que me guarda en su corazón… en un rinconcito de luz… como el que él tiene en el mío.

Y a esto también voy a ponerle banda sonora ♥

¿A esta chica quién le ha contado mi vida?

Eso pienso yo cada vez que oigo alguna canción…

Y no, no es que una sea la musa inspiradora de las letras de los artistas… es que los sentimientos son universales. Y a todos más o menos nos pasan las mismas cosas.

Nos ilusionamos, nos enamoramos, nos dejan o dejamos, lloramos o nos lloran,  pedimos  o nos piden volver, odiamos y/o nos odian, lloramos o nos lloran más aún, negociamos, nos rendimos a lo evidente… y con suerte y mucha madurez, lo superamos.

¿Os habéis fijado que la mayoría de canciones que oímos no son de amor, sino de desamor?

Decidididamente la estadística está en nuestra contra… me da que besaremos muchos sapos hasta encontrar no un príncipe (por favor noooo),  pero sí alguién que no salte al más mínimo indicio de acercamiento XD

Espero que en tu caso… al menos disfrutes lo que dura el momento antes de la huída ♥

Hacer mutis por el foro

Hoy una reflexión beve…

¿Qué les pasa a algunas personas que estuvieron cerca de ti, muy  cerca, y que de repente desaparecen sin más?

Ni un adios, ni un hasta luego… que una se preocupa y hace lo normal, preguntar si está todo bien… y nada: ¡¡silencio!!

Y no, no se han muerto porque el whatsapp te «chiva» que se conectaron por última vez hace… x minutos…

Vaya, que respeto las despedidas, incluso las drásticas… pero al menos di adios…  no cuesta nada  y quedas divinamente… 🙂

 

¿Y tú?¿ te has sentido también alguna vez triángulo de las Bermudas, con gente que desaparece de repente?

scooby doo

Uso de cookies

Este sitio web utiliza cookies para que usted tenga la mejor experiencia de usuario. Si continúa navegando está dando su consentimiento para la aceptación de las mencionadas cookies y la aceptación de nuestra política de cookies, pinche el enlace para mayor información.plugin cookies

ACEPTAR
Aviso de cookies